¡Hola, Pandas!
¿Os habéis tenido que enfrentar ya al dilema de destruir o no el mapa rejuvenecido?
Ayer estuvimos viendo al profesor Bookworm para recoger el mapa – parece que muchos Pandas lo han conseguido también, a juzgar por cómo de llena estaba la cueva!:
Ala, Max, sacaste la foto justo cuando yo estaba mirando un momento al suelo!
Lo siento, Ella: haremos otra cuando acabemos de descubrir que está pasando con esta historia tan misteriosa…
Vale! Veréis, Pandas, recogimos el mapa, que tardó tres largos días en rejuvenecerse lo suficiente como para poder leerlo. Tan contentos estábamos que nos queríamos ir corriendo a ver el tesoro.. Pero entonces el profesor Bookworm nos miró con cara de espanto y nos dijo que teníamos que destruir el mapa, porque de lo contrario podríamos correr un gran peligro…
Además, como no somos avariciosos sino buenos Pandas, lo llevamos al volcán y los destruimos. El profesor Bookworm dice que pronto veremos recompensados nuestros buenos actos… a ver cuál es la recompensa!
Buenos Pandas? Un poco traviesos diría yo! Antes de destruirlo en las lavas ardientes del volcán le hicimos una foto:
Más claro el agua, verdad? La cruz roja se ve perfectamente! Pues allí que nos fuimos corriendo, a ver de qué se trataba ese misterio misterioso y peligro peligroso… Y sabéis qué nos encontramos?
…emoción, intriga y dolor de barriga…
¡Nada! Allí no había nada de nada! Algo raro debe estar pasando… Tenemos sólo una pieza del puzzle, nos hacen falta más pistas… Así que le dimos vueltas a nuestra cabecita Panda y pensamos: el mapa fue arrancado de un diario de la biblioteca, luego…
… en el diario debe haber más pistas escritas sobre el misterio! Hay que ir a la biblioteca a buscar el diario y leer más sobre su dueño!
A la bibliotecaaaaa! Patas de Panda, para que os quiero!
Max, espera, no has dicho ni adiós!
Pandas, a pandear… ¡y ojito al parche!
Ella y Max
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